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Las decisiones financieras que efectúan las EBT entre las distintas fuentes de financiación dependen de su tamaño pero, por encima de todo, de la etapa de desarrollo (concepción/semilla –> arranque/start-up –> crecimiento/expansión à desarrollo/consolidación) en que se encuentran, la cual determina en cada momento diferentes niveles de información disponible acerca del proyecto frente a la comunidad inversora/financiadora y diferentes niveles de requerimientos financieros.

La evolución de estas decisiones a medida que la empresa innovadora se desarrolla y crece puede, por tanto, sintetizarse de la siguiente manera:

  1. En las fases de concepción y de puesta en marcha del proyecto, el alto nivel de riesgo del proyecto, la carencia de activos tangibles y la presencia de flujos de caja negativos conduce a la empresas hacia el “valle de la muerte”, del cual una de cada tres empresas no sale.
  2. En estas fases, los emprendedores agotan sus ahorros personales o de otras personas implicadas en el proyecto, y aquellas empresas que sobreviven procuran acceder a fuentes de financiación externa (deuda bancaria, programa de financiación públicos, inversores privados).
  3. La falta de una trayectoria empresarial y de garantías hacen que la financiación bancaria sea prácticamente inaccesible.
  4. Cuanto mayor es la “intensidad” tecnológica del proyecto de negocio, mayores son las habituales asimetrías de información que existen entre los emprendedores y las entidades bancarias, y, por tanto, mayor es la necesidad de capacidades específicas para la evaluación de las propuestas de negocio. Las entidades bancarias no siempre disponen de tales capacidades.
  5. En las fases de arranque y crecimiento inicial, el uso de crédito bancario puede, además, ser un limitante de la flexibilidad del flujo de caja de una empresa en crecimiento en determinados momentos debido a los compromisos de reembolso de la deuda (principal e intereses).
  6. Dado que en la fase semilla no tienen ingresos y a la vez requieren ingentes recursos de financiación para lanzar y desarrollar la empresa, los equipos promotores se plantean entonces la posibilidad de recibir capital externo.
  7. Los riesgos siguen siendo muy elevados, y los inversores potenciales exigen unos retornos prácticamente inaceptables para compensar el riesgo en esta fase. Si las expectativas de retorno son modestas, muy pocos inversores externos estarán dispuestos a proporcionar fondos al proyecto y la única opción factible para obtener recursos adicionales pasa por la financiación pública o la inversión privada.
  8. Si la empresa inicia su actividad y es capaz de entrar en la fase de crecimiento inicial, el nivel de riesgo percibido disminuye, al tiempo que comienza a generar ingresos y aumentan las necesidades de financiación; sin embargo, el acceso a financiación adicional externa para crecer se ve entorpecido adicionalmente porque el volumen de inversión demandado no alcanza un tamaño apetecible para el capital riesgo institucional (“equity gap”).
  9. El capital riesgo institucional no está disponible como vía de financiación para empresas en fases iniciales de desarrollo inicial y/o que buscan cantidades de capital relativamente pequeñas.
  10. Las altas des-economías de escala que experimentan los fondos de capital riesgo en los procesos de evaluación, gestión y seguimiento de operaciones pequeñas se encuentran en el origen, entre otras consideraciones, de esta disfunción en el mercado de capital riesgo institucional.
  11. Por ser demasiado pequeñas, aún no están listas para el capital riesgo formal, por lo que para captar los recursos adicionales que necesitan deben seguir confiando en la autofinanciación y, en especial, en el recurso a los diversos programas de financiación pública o en la entrada de inversores privados.
  12. Los fondos de capital riesgo institucional tienden a entrar en escena en fases más avanzadas una vez que las empresas han superado la fase de arranque y de crecimiento inicial, son más “estables”, creciendo o con unas expectativas de rápido crecimiento, y tras haber superado al menos una o dos rondas de financiación. Esta evolución proporciona el mejor escenario de oportunidad para que los fondos de capital riesgo puedan retribuir a sus inversores de acuerdo con sus expectativas.

En general, la entrada de capital externo en un proyecto innovador en una fase temprana (por la vía de inversión privada o capital riesgo formal privado, público o mixto) puede ser beneficiosa para facilitar el acceso a nueva financiación adicional, abriendo puertas por ejemplo a la financiación bancaria. De esta forma cuando la empresa tiene ventas, y genera un flujo de ingresos que pueda usarse para servir los préstamos, el acceso a la deuda bancaria puede hacerse más accesible con todas las limitaciones que determina la habitual restricción crediticia que rodea la financiación de proyectos emprendedores e innovadores.El uso del capital riesgo formal tiende a darse una vez que el equipo promotor del proyecto ha agotado la vía de las finanzas internas, los esquemas de financiación pública y la inversión privada y que, además, precede al uso de la deuda bancaria.

En resumen, desde las fases semilla y arranque hasta bien entrada la fase de expansión inicial, las EBT tenderían a dar prioridad a las finanzas “internas”, los programas públicos de financiación y comenzarían a explorar la entrada de capital externo privado (inversores privados). En las fases subsiguientes más avanzadas, desde el crecimiento rápido hacia la consolidación de la empresa, es cuando, junto con el flujo de caja interno, estaría disponible eventualmente el capital riesgo institucional, la deuda comercial y/o la deuda bancaria bajo sus diversas modalidades, y en función de las necesidades y la profundidad  de avance de la etapa de crecimiento. Finalmente en la etapa de consolidación, las empresas considerarían la salida a Bolsa.

Gráficamente se puede representar de la siguiente forma:


Como consecuencia del análisis anterior podemos identificar los siguientes agentes que participarían, en diferentes fases, en la financiación de nuestro proyecto.

1º Organizaciones y personas promotoras del proyecto

2º Inversión pública en las fases semilla y start-up

3º Inversores privados (business angels, fundaciones especializadas…)

4º Capital Riesgo Institucional

5º Entidades bancarias 

Extracto de  Inversión en Nuevas Empresas de Base Tecnológica en la Comunidad de Madrid

La compensación del equipo debe verse desde dos puntos de vista: por un lado hasta qué punto está el equipo proporcionado y equilibrado, y por otro lado en qué medida a los miembros del equipo les compensa ceder parte de su identidad personal a favor del equipo, para obtener algo más grande.

Son 7, de nuevo, los aspectos sobre los que el líder debe tener especial «tacto»:

  1. El territorio del equipo.

    Las fronteras delimitan quién está dentro y quién fuera del equipo. Cuántas personas lo componen. Hay que diferenciar entre los invitados y los miembros permanentes.

  2. La identidad del equipo.

    Disponer de elementos que den identidad: nombre, lugar de trabajo, herramientas propias, técnicas, metodologías…

  3. El propósito del equipo.

    Debe determinarse y aceptarse colectivamente la misión (a qué se dedica), la visión (qué quiere conseguir), y sus valores (qué es importante).

  4. La complementariedad.

    Los roles dentro del equipo deben equilibrarse.

  5. La sistemática del funcionamiento.

    Debe definirse como el equipo marca sus prioridades, genera iniciativas, elige los mejores y las pone en marcha.

  6. La confianza.

    Requisito clave para lograr el compromiso de los miembros del equipo.

  7. El aprendizaje y la mejora.

    Supone revisar lo que el equipo está haciendo bien y lo que tiene que modificar.

Extraido del libro «El Club del Liderazgo»